El gobierno de Zapatero mantiene una errática posición en cuanto a las relaciones con otros países JOSÉ LUIS POYAL Al realizar un primer balance del tiempo transcurrido de la legislatura y señalar los objetivos inmediatos, Rodríguez Zapatero se ha referido, con el énfasis que le caracteriza, al reforzamiento y ampliación del peso internacional por medio de una política multilateral firme y abierta. Está reconocido que quien marca la política exterior de un gobierno es el Presidente y no el ministro de Asuntos Exteriores. Como consecuencia del cambio de signo, de Aznar a Zapatero, la política exterior de España está calificada de errática y poco fiable. No es suficiente una «diplomacia de carrera» si las hojas de ruta se marcan por políticos desconocedores y desconocidos del mundo exterior, que como consecuencia del ascenso de su partido, se enfrentan de golpe con un espacio internacional en el que ni siquiera pueden expresarse. Solamente así pueden entenderse actuaciones baldías y errores manifiestos. Basta recordar algunas de las iniciativas de Zapatero, recién estrenado su cargo: desaire de la bandera norteamericana, declaración en Túnez para que los países occidentales abandonasen Irak, apoyo a Schroeder frente a Angela Merkel que fue la elegida, conflicto con Argelia por alentar a Marruecos en el tema del Sahara, cesiones absurdas en el tema de Gibraltar. Ya más adelante: rotundo fracaso respecto a la UE para obtener un papel preponderante e incluso aceptar las exigencias de algunas autonomías para hacer «diplomacia» por su cuenta, confusión en Oriente Medio y contradicción en la permanencia en Afganistán; en África, la política de Zapatero es financiar a los países subsaharianos para frenar la llegada de cayucos, con resultados desastroso y carísimos; en Iberoamérica se reciben desaires de escándalo a pesar de que España es el principal inversor en muchos países. Hay también un capítulo que ha recordado Zapatero, «Alianza de Civilizaciones» que tiene por objetivo: «profundizar en la relación política, cultural, educativa, entre lo que representa el llamado mundo occidental y el ámbito de los países árabes y musulmanes». La propuesta fue hecha en 2004 y poco se ha adelantado, pero el anuncio de que Obama asistirá a la segunda reunión del Foro en Estambul, donde estará Zapatero, ha llenado de gozo a la Moncloa, porque de esta forma la foto queda asegurada, aunque nadie cree que, por ahora, se puedan compartir determinados conceptos (democracia, derechos de la mujer, libertad sexual, expresión, etcétera) entre occidentales liberales y el mundo islámico. Una acertada política exterior siempre es necesaria, pero ahora mismo hay carencias más urgentes. Se precisan medidas estructurales, energéticas laborales y de servicios para afrontar la crisis y cinco millones de parados al horizonte próximo, a las que debería dedicarse, con énfasis, el presidente Zapatero, porque en política internacional, seguimos en la indefinición de donde estamos en el complicado juego de la Europa del futuro.
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