Christopher Ross concluyo ayer su gira magrebina con la escala de Rabat, la cuarta que emprende en la región desde su nombramiento por Ban Ki-moon, en enero de 2009, como nuevo enviado especial para el Sahara Occidental.
Para los optimistas, más bien raros, esta gira es una nueva oportunidad par el Sr Ross para convencer a las dos partes en conflicto, el Frente Polisario y Marruecos, para desbloquear la situación de las negociaciones informales que deberán iniciarse del 3 al 5 de noviembre en Nueva York.
Para los escépticos, más numerosos, es una gira de más que viene a confirmar -lo que todo el mundo temía- que Marruecos no quiere ninguna solución que salga de su plan de autonomía que preve la anexion pura y simple del territorio que ocupa militarmente desde 1975, y el Frente Polisario no piensa renunciar al derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Que debe hacer en este caso el enviado especial de la ONU si ningun avance no es registrado en noviembre en Nueva York?
La legalidad internacional
La solucion sería limitarse a la legalidad internacional, lo que preve el plan de arreglo de la ONU adoptado en 1991 en Houston por Marruecos y los dirigentes saharauis.
Hacer respetar el caracter ejecutorio de las resoluciones del Consejo de Seguridad cuyas disposiciones esenciales prevén la celerbracion de un referendum de autodeterminación en la antigua colonia española. Para ello, las potencias que respaldan a Marruecos, Francia especialmente, que es su aliado tradicional e incondicional, y España, voz escuchada en la escena internacional por su cualidad de antigua potencia colonial, hagan muestra de buena volonutad politica y acepten de elevarse por encima de sus propios intereses en la región.
Dicho de otra manera, ver el problema saharaui desde un angulo diferente para verlo como un problema de descolonización contrariado.
Paradojicamente, Francia, bajo la derecha, et España bajo los socialistas son los dos países que tienen la clave de una solucion al Sahara Occidental. Son esas dos capitales que bloquearon toda perspectiva de una solución concertada en el marco de las Naciones Unidas.
Una vez adquirida la certeza de que los saharauis elegirían la opción de la independencia en vez de la anexión, Francia, bajo Jacques Chirac, había animado Rabat a abandonar el proceso de identificación de los electores que pueden participar en el referéndum. La comunidad internacional va a confiarle entonces al antiguo secretario de Estado americano, James Baker, proponer una solución para el Sáhara, lo que hizo este ex-representante personal del SECRETARIO GENERAL de la ONU a través de un plan que lleva su nombre. El susodicho Plan Baker que preve un período de autonomía de 5 años que abre la vía a la elección entre la “integración” a Marruecos o la independencia había sido adoptada el 16 de julio de 2003 por unanimidad por 15 miembros del Consejo de seguridad.
El “Plan Baker no es el Coran”
Une vez en el poder en 2004, los socialistas españoles van, a su vez, torpedear el Plan Baker bajo el motivo de que éste había sido rechazado por Marruecos.
“El Plan Baker no es el Coran”, dira Miguel Angel Moratinos quien había inspirado al plan de autonomía marroqui. Es el quien convencio al grupo de los “Amigos del Sahara”, dirigido por Francia, para no ejercer presión sobre las partes en conflicto en aras de imponerles una solución.
De este rechazo a una “solucion impuesta” se comprende que no hay que recurrir a la aplicación imperativa de las resoluciones de la ONU.
En los pasillos, se aplicará, sin embargo, para imponer el plan marroquí, el suyo, como base única de trabajo en las negociaciones de Manhassat (cerca de Nueva York). Es el juego diplomático solapado que sumergió al conflicto saharaui en una situación de statu quo “insostenible”, según constatación hecha por Christopher Ross en Argel.
Moratinos que a través del abandono del plan Baker hizo perder à la ONU la mejor ocasión para un arreglo justo del problema del Sahara Occidental, acaba de pagar los costes, hace una semana, en el profundo reajuste gubernamental al que procedio el presidente Zapatero.
En su declaración de despedida a los cuadros de su ministerio, sintio verse obligado a partir sin haber resuelto el problema saharaui. Se entiende, sin haber cumplido la promesa hecha a los marroquies de hacer que su plan de autonomía sea aceptado.
La clave esta en manos de Paris y Madrid
La ida de Moratinos no significa que España, bajo los socialistas, vuelva a su posición tradicional para con su antigua colonia, fundada sobre el derecho de autodeterminación como lo exige la mayoría de la clase politica y las organizaciones humanitarias.
La que sucedio a Moratinos, la Sra Trinidad Jimenez, es aun más pro-marroqui que su predecesor. Los saharauis deberán todavía pacientar y esperar la llegada del PP a la Moncloa en marzo del 2012, que todos los sondeos dan por cierta, para esperar una vuelta de España a sa posición tradicional.
En la misma fecha, la derecha en Francia, habra sido, también, suplantada por la izquierda francesa que tiene una postura de respeto a la legalidad internacional. Podra, entonces, si el Sr Ross no se desespera como su compatriota James Baker, contar con Paris y Madrid para acabar con el statu quo actual en el conflicto saharaui.
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