La emergencia de Argelia como potencia regional indiscutible ha cambiado el panorama de la situación en lo que concierne a la cuestión del Sáhara Occidental. Incluso el aliado incondicional de Marruecos, Francia, cambió de visión en el tratamiento de este conflicto que lleva ya 39 años y que pone en juego la credibilidad de la ONU y el Consejo de Seguridad en una coyuntura altamente dificultada por el auge de la amenaza terrorista en la región y en el mundo.
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El tiempo que Marruecos creía a su favor terminó volviéndose en contra de él. El peso de la palabra de Argelia es inevitable y Marruecos perdió puntos en el terreno diplomático a causa de su obstinación en querer afirmar su control del Sáhara Occidental y sus recursos naturales.
Después de haber agotado todas sus cartas en las Naciones Unidas, en el Sahel y en el mundo árabe, Marruecos está tratando de crear interferencias presentándose como un país a la altura de Argelia en potencia militar y económica. Con este fin, todos los delirios están permitidos.
Por ello, en cuanto la prensa internacional anunció que Argelia había desplegado a lo largo de sus fronteras con Libia un contingente de misiles tierra-aire, Marruecos sacó lo que tiene de escombros que sólo valen para el desguace para simular una guerra virtual en aras de atraer la atención de la comunidad internacional hacia un peligro fantasmagórico que podría atacar a su tradicional aliado y así suscitar la piedad y misericordia traducidos en regalos en el territorio del Sáhara Occidental.
Por lo tanto, Marruecos, con una vetusta artillería desplegada en el Sáhara Occidental y en la costa de Casablanca quiere dar la imagen de un país en guerra justo en el momento en el que se dispone a recibir el enviado de la ONU Christopher Ross pretendiendo querer ripostar a cualquier amenaza proveniente de Libia. Un escenario muy mediocre y ridículo que se asemeja a las peores películas de suspense o de ciencia ficción que Marruecos avanza como estrategia geopolítica. Así, Marruecos, después de haber agotado los anuncios de desmantelamiento de células de acción y de reclutamiento de terroristas, helo aquí agarrándose con fuerza a la instrumentalización de la amenaza terrorista para realizar sus designios hegemónicos sobre el Sáhara Occidental. Una estrategia de intimidación destinada particularmente a España, país considerado todavía como potencia administradora de un territorio no autónomo a los ojos de la legalidad internacional.
Cabe recordar que el gobierno y el CNI españoles fueron ampliamente manipulados por Rabat desde el atentado del 11 de marzo del 2004, cuya responsabilidad es en gran medida atribuida por un amplio sector de la opinión pública marroquí a los servicios secretos marroquíes.
Después del cambio de actitud de París, Marruecos concentró sus ataques sobre la parte más débil del llamado Grupo de Amigos del Sáhara Occidental, España: Por eso, sus fronteras meridionales llevan algún tiempo diariamente acosadas por los asaltos de los inmigrantes subsaharianos.
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