Parece ser que Jordi Pujol fue encargado por Marruecos para reanimar el proyecto de la organización por el Mediterráneo.
En una carta envíada por Pujol a las autoridades marroquíes al principio de los eventos de la denominada Primavera Arabe, el antiguo presidente de la Generalitat de Cataluña elogia el régimen marroquí y las falsas reformas hechas en aquel entonces para frenar la protesta de los jóvenes marroquíes para luego excusarse por le fracaso en reanimar las actividades de una organización cuya base sería las relaciones entre los países de las dos rivieras del Mediterráneo.
“Debo hablar de una decepción que fue, desde mi punto de vista, la evolución negativa del Proceso de Barcelona iniciado en 1995 -ampliamente impulsado por el Presidente Felipe Gonzalez con el firme apoyo de Cataluña- pero abandonado y más tarde neutralizado por la Unión por el Mediterráneo. Una iniciativa debida, a mi parecer, a un reflejo de “grandeur” francesa y de la voluntad de jugar los primeros roles del Presidente Sarkozy que al fruto de una reflexión y de un proyecto sólidos”, afirma Pujol en la carta en defensa del proyecto mediterráneo que, según él, podrá ser propuesto cuando el PP y el PSOE ganen las elecciones y cuando las relaciones entre España y Cataluña mejoren. “No sé si el resultado (de las elecciones, ndlr) reforzará o no la influencia de Cataluña sobre la política española que, en ciertos momentos de los últimos 20 años fue realmente importante. Si esta influencia aumenta, favorizará sustancialmente la colaboración con Marruecos y el reconocimiento del esfuerzo de democratización y progreso social de Marruecos”, dice Pujol.
“Desde finales de los años 80, cuando yo era el Presidente, el Gobierno de Cataluña adoptó una serie de iniciativas para hacer comprender a Europa la importancia del Mediterráneo. Pero ni Europa en general ni la Unión Europea se interesaron por el tema y ahora tampoco muestran el suficiente interés”, añade.
Pujol deplora que “aunque hayamos dado conferencias y seminarios de Estocolmo a El Cairo y de Casablanca a Roma y Hamburgo, y que hayamos contactado políticos del más alto nivel, no tuvimos mucho éxito. Europa Central y del Norte no se ha sentido muy concernida. Tampoco -muy poco- Gran Bretaña. Incluso en Francia, de manera sorprendente, no tuvimos ningún eco. Sí tuvimos éxito en hacer que el gobierno español de Felipe Gonzales se interese. Actúó de manera eficaz, lo cual dió lugar, en 1995, al Proceso de Barcelona. Con una actitud mucho más comprometida por parte del Gobierno español. Pero como os decía, todo eso se ha calmado, en cierto modo a causa de todo el mundo. En parte, por un cambio de actitud del Gobierno español que ha transferido hacia el Atlántico y los EEU el centro de gravedad de su política exterior y que desconfió de Marruecos. También a causa del desinterés mostrado por numerosos países europeos y la lentitud en la adopción de decisiones de muchos países de la riviera Sur del Mediterráneo. A causa, también, de la creciente conflictividad israelo-palestina. Pero ahora, la Unión por el Mediterráneo, que hasta ahora ha sido un fracaso, podría tal vez ser relanzada con el nuevo gobierno español, aunque, como sabeis, Europa tiene grandes preocupaciones de carácter urgente. De todas maneras, no olvideis que la Unión por el Mediterráneo tiene ahora un nuevo secretario general, marroquí precisamente, el señor Youssef Amrani, mucho más activo que su predecesor”, concluye Pujol.
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