Con ocasión de la publicación del libro “La República de Su Majestad”, del periodista marroquí Omar Brousky, el diario Marianne, cercano a los socialistas franceses, expone con detalle los pormenores de lo que se conoce como “la diplomacia de La Mamounia”, en referencia al famoso hotel de lujo construido por Hasán II para corromper a la élite francesa. Una diplomacia cuyos frutos son recolectados hoy por Mohamed VI.
En Francia, nunca se dice nada malo de Marruecos ni de su régimen que tanto los gobernantes como la prense describen como un “modelo de democracia y apertura”. Lo apoyan tanto en la cuestión del Sáhara Occidental como en la represión que lleva a cabo para acallar las voces disidentes. Tanto los saharauis como los marroquíes saben que sus causas nunca tendrán eco en Francia.
En España tampoco tuvo eco la creación del movimiento reformista en el seno del Polisario. Ni mú en la prensa y mucho menos en el llamado círculo solidario español con el Sáhara sobre el tema de la Iniciativa Saharaui para el Cambio, a pesar de estar liderada por El Hach Ahmed, de sobra conocido por su competencia y su trabajo en España y América Latina. Sería una consecuencia de la “diplomacia de Rabuni”?.
El Polisario no tiene hoteles de lujo ni dinero ni practica el turismo sexual para ganar la simpatía de los visitantes españoles. Las autoridades saharauis reciben con frecuencia a los activistas españoles y les regalan ropa tradicional saharaui y artículos de artesanía. Muchos se hacen fotografíar con los dirigentes saharauis para exhibir sus fotos en Facebook. La darraa y la melhfa parecen tener efectos mágicos.
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