Argumentos de Gadafi para justificar el reconocimiento de la RASD

El 27 de febrero de 1976, el Frente Polisario proclamó el nacimiento de la RASD en Bir Lehlou, en los territorios liberados del Sáhara Occidental. Al día siguiente, el Líder libio envió una carta al Rey de Marruecos Hassan II en la que exponía las razones que lo habían llevado a reconocer el Estado proclamado por los saharauis.

Texto de la carta:

Mi respetable hermano,

« Si dos grupos de creyentes combaten unos contra otros, ¡reconciliadles! Y, si uno de ellos oprime al otro, ¡combatid contra el opresor hasta reducirle a la obediencia de Alá! Y, cuando sea reducido, ¡reconciliadles de acuerdo con la justicia y sed equitativos! Alá ama a los que observan la equidad ». (Corán, Aya nº9, Surat Alhuyurat)

« Por su afecto y compasión mutuos, los fieles parecen un solo cuerpo y si un miembro de este cuerpo sufre todos los miembros sucumbirán al dolor y a la fiebre » (Hadiz)

Como creyente en el Corán y en la Sunna y animado por el nacionalismo panarabista, me permito enviarle esta carta, en un momento en el que creo que merece ser enviada.

Para ser absolutamente claro, desde el principio digo que el tema de este correo es el Sáhara Occidental, que comprende la Saguia al-Hamra y el Río de Oro.

Respetable rey,

El 11 de junio de 1972 declaré personalmente en un discurso público que la República Árabe Libia asumirá su responsabilidad panárabe y apoyará una guerra de liberación popular en el Sáhara Occidental si España no se retira de esa tierra (1). Nadie me dijo entonces que me estaba inmiscuyendo en una cuestión de territorio marroquí. No he hablado de Ceuta y Melilla(2), hasta ahora todavía ocupadas por España, porque se trata de la soberanía nacional marroquí.

A principios de 1973, hubo una verdadera guerra de liberación en el territorio del Sáhara Occidental, liderada por el Frente Popular para la Liberación de Saguia al-Hamra y Río de Oro (Frente POLISARIO). La República Árabe Libia ha cumplido su deber panárabe apoyando al Frente POLISARIO con armas y abriéndole una oficina en Trípoli.

Cabe recordar que los países actualmente afectados por esta cuestión no han cooperado con la República Árabe Libia en el apoyo logístico del POLISARIO y no han cooperado en otros aspectos. En cambio, esos países confiscaron las armas que se enviaban desde la República Árabe Libia al Frente POLISARIO (3).

Hasta 1975, cuando usted se convirtió en una parte declarada de esta cuestión, le confirmé, a través de los representantes que envió en ese momento, que la capacidad militar de la República Árabe Libia estaba a su disposición si usted decidía liberar al Sáhara Occidental del colonialismo.

Sin embargo, lo que sucedió fue que sus fuerzas entraron en una operación de concesión y recepción del Sáhara por parte de España, «y que Dios pueda evitar la guerra a los fieles». Hasta ahora, declaro para la historia que no estoy en contra de Marruecos. Creía que los habitantes del Sahara, dirigidos por el POLISARIO, no estaban en contra de la integración en Marruecos y agradecí a Dios que el papel de la República Árabe Libia haya sido coronado por la salida del colonialismo de un país árabe.

Dios sabe cuánto intenté convencer a la dirección del Frente POLISARIO para que se uniera a ustedes después de la independencia. Seguramente recordará las garantías que recibí de usted para los miembros del Frente POLISARIO. No niego que usted me haya confirmado estas garantías a través de sus enviados y del embajador marroquí en Trípoli.

Respetable hermano, rey,

Lo que ha ocurrido hoy en el Sáhara Occidental es muy peligroso, independientemente de la naturaleza de los numerosos derrapes que han llevado a esto. Los habitantes del Sáhara, dirigidos por el Frente POLISARIO, han declarado ahora al mundo que no son marroquíes, ni argelinos ni mauritanos, y que son los hijos del Sáhara los que tomaron las armas y liberaron a su país, y nadie más(4).

La operación de anexión del Sáhara por Marruecos se ha convertido así, sin equívocos, en una operación de anexión obligatoria. Me refiero a la realidad y a los resultados, no a las razones y las causas. No me he opuesto, hasta ahora, a la anexión del Sáhara Occidental al Reino de Marruecos o a Mauritania y no puedo estar contra el pueblo marroquí hermano o contra el ejército marroquí, cuya sangre todavía corre por el Golán.

Por el contrario, soy uno de los que creen en la necesidad de la unidad árabe del Océano al Golfo (5) y formo parte de los que trabajan arduamente para ello y predican por su inevitabilidad. Pero es poco razonable ignorar la voluntad de uno de los pueblos árabes, que luchó contra esa anexión hasta el punto de refugiarse en las fronteras argelinas. Tinduf ahora está llena de tiendas de campaña de saharauis que han huido de la anexión, como las tiendas de los peregrinos en La Meca. ¿Quién puede negar, querido hermano, esta tragedia; y quién puede negar la voluntad de los habitantes del Sáhara; y quién puede negar el derecho de los que, solos, tomaron las armas para liberar a su país?

Yo hablo sólo de verdades tangibles, no soy parte involucrada en esta disputa territorial. No estoy hablando de la anexión o de lo contrario, ya que la anexión se ha vuelto ahora forzada y su éxito o su fracaso depende del exterminio del pueblo saharaui o del ejército marroquí– y ambas cosas serían catastróficas para todos nosotros. «Este es mi padre cuando lo llamo y ese es mi tío». Si comenzamos a utilizar este método, la vía de la unidad por la fuerza contra los pueblos, el mapa de la nación árabe se configuraría y eso incluiría el mapa de mi país y el suyo.

Majestad, si estuvierais en guerra con separatistas dentro del Reino de Marruecos, lucharíamos a vuestro lado; y si lucharais contra colonizadores extranjeros en el Sahara, lucharíamos a vuestro lado; pero ahora que están luchando contra un pueblo que dice que no, entonces no estaremos de vuestro lado.

La voz que el mundo debe escuchar es la del pueblo saharaui, ya sea por la unidad con vosotros o por la independencia junto a vosotros.

Al final, sólo me queda deciros lo que Dureid Ibn al-Simma dijo a su pueblo:

نصحت لعارض واصحاب عارض ……… ورهط بني السوداء والقوم شهدي

فلما عصوني كنت فيهم وقـــــد ارى ……… غوايتهم واني غير مهـتــــــــــدي

امرتهم امري بمنعرج الـــــــــــلوى ……… فلم يستبينوا النصح الا ضحى الغد

وهل انا الا من غزية ان غـــــــوت ……… غويت وان ترشد غزية ارشــد

           Su hermano, el Coronel Muammar al-Gadafi, 28 de febrero de 1976.

Hassan II, en aquel entonces momento, estaba lejos de imaginar que Gadafi algún día dejaría de apoyar la lucha del pueblo saharaui. Según Jeune Afrique, el Guía libio estaba molesto por Omar El Mehechi, un opositor a quien acusaba de conspirar contra su régimen. El Mehechi, que finalmente se instaló en Marruecos, fue entregado en 1983 por Hassan II al líder de la Jamahiriya a cambio de que éste último dejara de prestar apoyo logístico al Frente Polisario. Un apoyo que fue decisivo en la guerra del Sáhara Occidental.

En efecto, si los saharauis han llegado a utilizar armas sofisticadas en la guerra contra Marruecos es gracias a la generosidad de Gadafi. Los argelinos tenían otro concepto. Para ellos, los saharauis debían limitarse a las armas adecuadas para la movilidad y los principios de la guerra de guerrillas.

Gadafi suministró al Frente Polisario tanques sofisticados como T-54, T-55, T-64 e incluso misiles de tierra-aire denominados “Qwadrant” conocidos en Occidente bajo el nombre de «SAM-6» y que fueron utilizados por el ejército saharaui por primera vez en el ataque contra la guarnición marroquí establecida en Guelta Zemmour. Una batalla que dió un giro radical a la realidad sobre el terreno. La derrota marroquí en Guelta Zemmour llevó a Hassan II a convocar personalmente al encargado de negocios de la Embajada Soviética en Rabat para pedirle que transmitiera a los dirigentes soviéticos “las enérgicas protestas de Su Majestad contra la presencia de misiles soviéticos del tipo SAM 6 en la región”. Estados Unidos, por su parte, aumentaron su ayuda militar a los marroquíes.

Después de haber comprobado la capacidad y la eficacia de los saharauis en el uso de estas armas sofisticadas, los argelinos no vacilaron en suministrarlas.

(1) En 1972, Libia permitió la emisión del primer programa de radio para la independencia de Saguia El Hamra y Río de Oro.

(2) Hasta ahora, Marruecos se niega a reivindicar estas dos ciudades españolas aunque siguen siendo utilizadas como cartas de presión contra España.

(3) Se refiere a Argelia. La decisión de confiscar esas armas se debe a que Argel desconfiaba del movimiento saharaui porque, durante la Guerra de las Arenas, algunos habitantes de origen saharaui de la ciudad de Tinduf apoyaron la ocupación marroquí de esta ciudad en 1963. Algunos incluso regresaron a Marruecos en esa época. Entre ellos se encontraba Habuha, que se convertirá en Coronel del ejército marroquí y dirigirá, en enero de 1976, la primera batalla de Amgala contra las unidades argelinas estacionadas en esa localidad.

Sidahmed El Batal, el actual Ministro de Equipamiento, fue arrestado en Argel, junto a otro compañero de cuyo nombre no me acuerdo, y se les confiscó una maleta en la que llevaban un lote de pistolas. Gadafi intervino  para liberarlos llamando personalmente al president Bumedién.

(4) Marruecos siempre se ha negado a comprometerse militarmente en la liberación de Mauritania, Argelia y el Sáhara Occidental. Por el contrario, Rabat no vaciló en conspirar con las fuerzas coloniales españolas y francesas contra los maquis saharauis durante la operación Ecouvillon. Rabat espera hasta que los habitantes liberen su país para luego reivindicarlo total o parcialmente.

(5) Del Océano Atlántico al Golfo Pérsico

Tags: Sáhara Occidental, Marruecos, Libia, Gadafi, Ceuta, Melilla, armas, Hassan II,

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