Artes visuales del Sahara Occidental

“Arte, sentimiento transformado en un estallido de colores y formas; un grito desgarrador que clama la libertad…”[1]

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Conchi Moya

Las artes visuales son medios de expresión artística que se desarrollan en el Sahara Occidental sobre todo a partir de los años del exilio. No hay que olvidar que los saharauis practican la religión musulmana, aunque su postura ante la religión sea muy tolerante, con lo que no había representaciones de la figura humana ni de animales en la antigüedad, si exceptuamos las pinturas rupestres en Leyuad y Erkeyez, de época preislámica.

A esto se une el carácter eminentemente nómada de la sociedad saharaui, sobre todo hasta mediados del pasado siglo. Estas circunstancias hicieron que las representaciones artísticas fueran muy limitadas, circunscritas casi exclusivamente a la música y sobre todo a la poesía de carácter oral. En la antigüedad las artes plásticas se limitaron a decoraciones geométricas en cuero para la elaboración de útiles, en especial para la jaima y su decoración (cojines, mochilas, sandalias, monturas y riendas del dromedario) o en metal para joyas y herramientas.

Tras la invasión del territorio por parte de Marruecos y la instalación de parte de la población en campamentos de refugiados, y una vez superados los primeros y duros años de construcción del estado en uno de los desiertos más inhóspitos del mundo, los saharauis entendieron que la cultura y el arte eran medios muy adecuados para sobrellevar la dureza del exilio, como forma de expresión de sentimientos y anhelos, y como un medio muy efectivo de difusión de la causa y de la situación de los saharauis. De ahí la importancia que siempre se ha dado en los campamentos de refugiados a las manifestaciones artísticas, en especial música y poesía, siempre presentes en los festivales culturales.

Sólo a partir de los años 80 comenzaron a surgir los primeros pintores saharauis. En un principio su obra no era del todo comprendida por la población, al tratarse de una sociedad de origen nómada que no estaba acostumbrada a este lenguaje creativo. La saharaui es, como hemos dicho, una sociedad ajena a las artes visuales, aunque muchos de los pintores proceden de familias relacionadas con la artesanía y las artes como la poesía y la música. Los primeros jóvenes saharauis que se dedicaron a la pintura se encontraron con la falta de comprensión de muchos de sus compatriotas y en ocasiones con el rechazo de sus propias familias a que se dedicaran a esta actividad. Como anécdota, uno de aquellos pintores contaba cómo algunos ancianos decían “que según la religión quien pinta a un ser se verá obligado el día del Juicio a ponerle alma”[2]. De esta forma las primeras representaciones pictóricas saharauis se veían con cierta extrañeza.

Con el tiempo los saharauis entendieron que también la pintura era una vía adecuada para difundir su causa y que mediante las diferentes manifestaciones artísticas se puede llegar a ámbitos y espacios culturales e intelectuales de difícil acceso por otras vías. Toda la herencia cultural y artística saharaui contribuye a asentar la identidad de este pueblo. Pronto la pintura empezó a encontrar acogida, en especial entre los jóvenes, como una nueva forma de expresión de los anhelos, deseos, esperanzas y preocupaciones de los refugiados.

En los inicios de este nuevo arte la sociedad saharaui prefería cuadros que reflejaran su realidad y la vida del pasado, pero dentro de un estilo realista, no apreciaban el arte moderno o estilos como el surrealismo, impresionismo o cubismo. Sin embargo las generaciones más jóvenes, que han estudiado o se han puesto en contacto con otras culturas, se han formado con una visión mucho más abierta en cuanto a artes visuales y sí aprecian el arte moderno.

En la pintura saharaui se refleja la cultura, costumbres y la vida cotidiana, así como el dolor, la alegría, la injusticia y la esperanza de la gente del Sahara Occidental. Uno de los mayores problemas a los que se siguen enfrentando los pintores en los campamentos de refugiados es la falta de materiales. Les resulta muy difícil encontrar lienzos, pinceles o incluso óleo, por lo que en muchas ocasiones sus creaciones e incluso su estilo se ven influidos principalmente por los materiales de que dispongan en casa momento.

Los primeros pintores saharauis de los que tenemos información son Mohamed uld Ehseina, que llegó a exponer sus cuadros en algunos países del norte de Europa; Mohamed Salem Muftah (conocido como Picasso); Bachir Alal, integrante de una familia de reconocidos poetas y músicos; Salek Ali Brahim, pintor y escultor, o Sayed, de estilo fuertemente influido por el cubismo. Todos estos pintores son protagonistas de un interesante documental sobre las nuevas manifestaciones artísticas saharauis “Beat of distant hearts”[3]

A ellos se ha unido en la actualidad una nueva generación de pintores surgida en estos últimos años en los campamentos de refugiados. Entre ellos se encuentran Fadel Jalifa, Moulud Yeslem, Fadili Yeslem y Madi Ahmed[4], de la Escuela de Artes Plásticas del campamento de El AAiun; Abdi Ami Omar[5], Salek Brahim, Ahmed Abdelfatah o Boibat Baba Hamu, entre otros.

En el estilo de Fadel Jalifa y Moulud Yeslem encontramos un predominio de la figura geométrica, deudora de los adornos típicos de la iconografía saharaui en decoración. Fadel alterna este estilo con cuadros más realistas, sobre todo para reflejar escenas de la vida cotidiana (la jaima, objetos tradicionales, los campamentos, los dromedarios, la mujer) y un nuevo estilo “más libre” en el que está experimentando con nuevos materiales que ha incorporado a la arena característica de una serie de cuadros realizados en los campamentos. Ultimamente Fadel ha empezado a utilizar en sus creaciones trozos de cartón, madera, collages de fotos o tela de saco. Otros temas característicos de ambos pintores son la denuncia por la situación injusta que vive el pueblo saharaui y la represión en los territorios ocupados del Sahara.

Fadili Yeslem refleja en sus cuadros la situación dramática que vive el pueblo saharaui; la invasión, las minas sembradas en el territorio, la indiferencia del mundo, la tragedia de los refugiados, dentro de un estilo onírico, influido por el surrealismo. Muy conocida es su exposición dedicada al Muro de la Vergüenza levantado por Marruecos, que divide en dos el Sahara Occidental o la denominada “Vida en blanco y negro”.

Madi Ahmed pinta jaimas, paisajes de la hamada, dromedarios, palomas de la paz y objetos de la vida cotidiana saharaui (teteras, incensarios, cuencos, joyas o morteros) dentro de un estilo ingenuo y amable, influido por la pintura naïf.

Abdi Ami Omar, con un estilo realista, retrata imágenes de la vida cotidiana en los campamentos, la vida en la jaima, tormentas de arena, niños jugando, los dromedarios o retratos de los refugiados.

Salek Brahim reside desde hace varios años en España, donde ha participado en diferentes exposiciones, entre otras “Sahara Occidental: el arte de la esperanza”. Su obra engloba varios estilos, entre ellos el realismo figurativo naïf, con aportaciones surrealistas. Las técnicas utilizadas son el óleo sobre lienzo y grafito sobre papel y en su temática suele abordar las reivindicaciones del pueblo saharaui, un pueblo oprimido y al que le han arrebatado su territorio ancestral, reflejando sus anhelos, miedos y esperanzas. Salek afirma que su pintura refleja “el sufrimiento de mi pueblo que reclama una libertad que no llega”. Salek también ha realizado trabajos escultóricos.

Fadel Jalifa afirma que la pintura para él es “como expresar en palabras un sentimiento que se haya tan adentro de mí. Con el arte soy capaz de mostrar al mundo un pedacito de la vida de mi pueblo, plasmar la cultura, sus costumbres, el día a día… pero más allá del lienzo con un paisaje de las dunas, melhfas de colores o instrumentos del té, mis pinceles y el color transforman mi sentir en movimiento para expresar el dolor y la alegría de mi gente, la injusticia y la esperanza, porque el arte para mí es justamente eso, sentimiento transformado en un estallido de colores y formas, un grito desgarrador que clama la libertad, la lucha; un elemento esencial para dar a conocer al mundo la causa del pueblo saharaui”.

Actualmente, varios de los pintores se han establecido fuera de los campamentos, en un doble exilio, con la intención de dar salida a sus trabajos y aprender nuevas técnicas. Muchos de ellos están consiguiendo presentar interesantes exposiciones, como el caso de Fadel Jalifa, que expone habitualmente en España y ha conseguido hacer llegar sus trabajos a otros países como Inglaterra, Alemania o México, donde su exposición “Un paseo por las tierras saharauis” ha recorrido varios estados del país.

Los pintores saharauis también han ilustrado libros. Es el caso de Ahmed Mohamed Lamin (Saharauis: Heridas y bálsamos), Salek Brahim (Las jaimas de Ard El Gamar), Alal Moulud (Lágrimas de un pueblo herido) y Fadel Jalifa, Moulud Yeslem y Fadili Yeslem (los poemarios Versos refugiados y Um Draiga y el libro de relatos Don Quijote el azri de la badia saharaui).

En cuanto a la fotografía se están empezando a ensayar los primeros proyectos para dar a conocer esta forma de expresión artística entre los refugiados. El Festival Sandblast[6] (que recoge desde Inglaterra “voces y visiones del Sahara Occidental”) ha impulsado dos proyectos en este sentido, The Sabbia Negli Occhi y el Proyecto Sora, mediante los cuales los refugiados realizan fotografías sobre escenas de su vida cotidiana, anhelos y experiencias.

Otro proyecto similar es Picture People[7], por el que se proporcionaron cámaras a artistas y músicos de los cinco campamentos de refugiados, incluso a algunos artistas ancianos que nunca antes habían usado una cámara. El resultado de la mirada de cada uno sobre su vida como refugiado se recogió en una exposición y una página web.

Además cada año se organizan tallleres de fotografía durante el Festival Internacional de Cine del Sahara, FISAHARA.

No podemos olvidar una interesante iniciativa surgida en 2007, “ARTifariti. Encuentros de Arte en territorios liberados del Sahara Occidental”[8], que “vincula la cultura a la reivindicación de derechos, un ejercicio desde las prácticas artísticas para transformar realidades sociales injustas, en este caso concreto, la que sufre el pueblo saharaui”. Numerosos artistas saharauis, españoles y portugueses, a los que en 2008 se unieron artistas del Norte de Europa, Argelia, Cuba, Venezuela y Angola, se reúnen en Tifariti, territorios liberados del Sahara Occidental, en un espacio en el que se crean instalaciones, land-art, creación de situaciones, perfomance, proyectos experimentales, video-arte, fotografías y otras manifestaciones artísticas. En la primera edición de ARTifariti (2007) participaron los artistas saharauis Minetu Lehbib, Sidahmed Abdelahi, Mohamed Salem Salek Muftah, Ahmed Mohamed Lamin, Mohamed Baecha, Saleh Brahim Mohamed, Mahdi Ahmed y Moulud Yeslem.

[1] Artículo sobre la pintura saharaui. Elena Rojas, El Sol de Cuernavaca (México), mayo de 2008

[2] Del documental “Beat of distant hearts. The Arts of Revolution on Western Sahara”, de Danielle Smith, 1996

[3] Beat of distant hearts. The Arts of Revolution on Western Sahara”, de Danielle Smith, 1996.

[4] Ver su blog http://www.pintoressaharauis.blogspot.com/

[5] Ver http://www.pintorabdi.jeeran.com/

[6] Sandblast. Voices and visions from Western Sahara. Danielle Smith; http://www.sandblast-arts.org/

[7] Picture people. Thirty Years in the Desert; http://www.picturepeople.org/thirtyYears/

[8] Ver http://artifariti.blogspot.com/

Fuente: Haz lo que debas

Tags : Sahara Occidental, arte, pintura, campamentos, refugiados,

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