No es por casualidad que el ministro de Relaciones Exteriores haya abordado, ayer, la cuestión de la descolonización del Sáhara Occidental con el Secretario General de la ONU. La diplomacia argelina está en una nube. Los éxitos se multiplican, y parece que la vía está realmente bien trazada en el sentido del fortalecimiento del papel y de la posición de Argelia en la región como potencia regional, muy bien escuchada por los grandes de este mundo. Este hecho está bien establecido y el claro apoyo aportado por la comunidad internacional a la propuesta argelina para iniciar el diálogo entre los libios es una señal que no engaña sobre el carácter inevitable de la diplomacia argelina en todo relacionado con la región.
La gestión, bastante ejemplar, del expediente maliense pleitea ampliamente a favor de Argelia. Y con buena razón, desde que los diplomáticos argelinos se ocuparon de la crisis maliense, el diálogo en este país avanza con grandes pasos, y no estamos lejos de una solución duradera a un problema que casi estalla con las consecuencias que se pueden adivinar a nivel regional. Los primeros frutos del activismo diplomático argelino ya son visibles en el sentido de que la actividad terrorista ha disminuido significativamente en los últimos meses, y cualquier intento de abortar la dinámica terminó en el fracaso.
En este mes de octubre, son las facciones libias que se reúnen en Argel para discutir un plan para el retorno a la legalidad y lograr la reconciliación nacional necesaria para el establecimiento de un estado digno de ese nombre, al servicio de la pueblo libio. Dicho así, puede sonar pomposo, pero es evidente que detrás de este término, hay un enfoque diplomático muy estudiado y que tiene todas las posibilidades de llegar a término. Con este “mandato” dado por la comunidad internacional sobre el caso de Libia, Argelia gana mucho respeto y credibilidad. Un tanto de puntos positivos que la diplomacia accionará en el marco de la cuestión saharaui.
No es por casualidad que el ministro de asuntos Exteriores haya abordado, ayer, el tema con el Secretario General de la ONU. Así, en la tarea de descolonización de la última colonia en África que la ONU ha iniciado, hace cerca de 40 años, hay muchas probabilidades de que la situación cambie a favor de la legalidad internacional.
La argumentación de Argelia, ya escuchada por muchas naciones en el mundo, podría convencer a los últimos aliados de Marruecos, Estados Unidos y Francia. Efectivamente, con su peso en la región, será más fácil para Argelia hacer razonar estos dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de que, estratégicamente, la autodeterminación del pueblo saharaui es un factor efectivo de estabilidad en ela región del Magreb y el Sahel. Esto significa que el despliegue exitoso de Argelia, objetivamente , da asusta al reino de Marruecos que, con el dinamismo argelino, ve su rol diplomático reducido a su más simple expresión. Rabat no tiene ningún factor serio para contrarrestar a Argelia. Así, en la ecuación diplomática magrebí, Rabat tiene definitivamente el papel del mosquito.
Smaïl Daoudi
Ouest Tribune, 28/09/2014
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