“La causa es mi vida y mi vida es menos importante que la causa”.
Activistas por la independencia del Sahara que viven en los territorios ocupados por Marruecos narran los abusos sufridos por parte de las autoridades del reino alauí y cómo intentan saltar el bloqueo informativo al que son sometidos a través de las redes sociales.
Ahmed Ettanji, es un joven de 28 años que nació en los territorios ocupados por Marruecos, y que ahora, tras cumplir la sanción de no poder estudiar durante siete años de las autoridades del Reino de Mohamed VI, ha regresado a la formación superior. Para ello ha tenido que mudarse a territorio marroquí porque no hay ninguna universidad dentro de los territorios que Marruecos ocupó. “Esa es una de las muchas discriminaciones que sufrimos. Pero no es la única”, avanza.
Ahmed dirige una organización llamada Equipe Media Sahara, un proyecto que trata de documentar las violaciones de Derechos Humanos perpetrados por Marruecos en los territorios ocupados, para poder difundirlos y romper el bloqueo mediático al cual están sometidos.
“El bloqueo informativo consiste en prohibir a las agencias de prensa visitar el Sáhara, en expulsar activistas y a todo tipo de testigos. Nosotros somos la alternativa. La ventana que se está abriendo al mundo desde el Sáhara Occidental para que vean qué está pasando, qué hay ahí. Lo mostramos con pruebas”, explica Ahmed, quien agrega que ha sido detenido alrededor de una veintena de veces.
Este joven está coordinando ahora, además, el proyecto Watching Western Sahara, que nació al calor del Fisahara y que trata de aglutinar todos los vídeos de denuncia de los activistas saharauis en los territorios ocupados, contextualizarlos y hacerlos llegar a los medios de comunicación y organizaciones de defensa de los Derechos Humanos. El nacimiento de esta web muestra, explica Ettanji, muestra cómo ha evolucionado la lucha contra el “invasor marroquí”. “Cuando era joven estábamos en células clandestinas y ahora casi todo lo hacemos a través de las redes sociales y de las imágenes”, prosigue Ahmed, que participa en un taller para mostrar la herramienta a otros activistas.
Imágenes prohibidas
Zakhaldi Nagiha revela que las imágenes no son nada fáciles de conseguir, ella es corresponsal de la televisión nacional saharaui en los territorios ocupados por Marruecos. Zakhaldi fue detenida el año pasado por grabar una manifestación en la playa de El Aaiín organizada por el foro de mujeres saharauis. Este es su testimonio:
“Hubo una intervención de la policía a los pocos minutos y me detuvieron. Me quitaron la cámara, me llevaron a la comisaría más cercana y después me trasladador a El Aaiún ciudad, donde recibí malos tratos y torturas. Las autoridades marroquíes no distinguen entre hombre, mujer o anciano. Todos los saharauis recibimos el mismo trato”.
“La causa es mi vida y mi vida es menos importante que la causa.” Ahmed Ettanji
Zakhaldi recuerda también cómo con 13 años conoció las redes de resistencia saharauis y se enroló en ellas. “Estoy diplomada en gestión de empresas y ahora estudio Filología Inglesa. Me gustaría trabajar pero las autoridades de Marruecos no me dejan”, prosigue. No obstante, no es el único caso de un saharaui que no puede trabajar.
Mariem Zafri, miembro de Equipe Media Sahara, cuenta qué sucedió cuando acudió al equivalente de una Oficina de Empleo en Marruecos: “Me dijeron que yo era del Frente Polisario y que me fuera con ellos a los campamentos para encontrar trabajo. No me dejan trabajar. Intentan que nos rindamos”, relató al diario español Público esta joven, que ha viajado estos días a los campamentos de refugiados saharauis en el desierto de Argelia para dar a conocer la realidad del pueblo saharaui en el marco del XIII edición del Festival del Cine del Sahara (Fisahara) y participar en el desarrollo del proyecto Watching Western Sahara.
Temerarios
Que saharauis de los territorios ocupados visiten los campamentos de refugiados fuera del proyecto de visitas de la ONU saharauis en Argelia es una temeridad. El primer grupo que visitó los campamentos de manera independiente fue en 2010. A su regreso, fueron detenidos y sufrieron un juicio militar. Finalmente, la presión internacional consiguió evitar un mayor castigo para esta expedición. La respuesta del pueblo saharaui fue organizar más y más expediciones, que llamaron “de desafío”, y comenzaron a visitar habitualmente los campamentos.
Pero Ahmed no muestra ni un ápice de miedo: “La causa es mi vida y mi vida es menos importante que la causa.” Porque la libertad del pueblo saharaui es lo que ha movido su lucha desde que siendo niño fue uniendo las piezas de un gran rompecabezas que veía a su alrededor. “No entendía por qué a unos en clase los trataban bien y a otros nos trataban como si no fuésemos humanos. Tampoco entendía por qué en mi familia encontraba terror cuando se hablaba de la policía mientras que el maestro en la escuela te decía algo opuesto. Y así comienzas a descubrir que hubo una guerra y las razones que han llevado a la mitad de nuestro pueblo a vivir en el desierto y a la otra mitad a vivir bajo una autoridad de Marruecos”, relata.
Ahmed sueña con que los saharauis pueden vivir libre y soberanamente en los territorios ahora ocupados, pero no guarda rencor contra el pueblo marroquí: “Tenemos amigos marroquíes, claro. Nuestro enemigo no es el pueblo. Es el régimen. Queremos un Estado libre y cuando lo tengamos los marroquíes que vivan en el Sáhara Occidental no sufrirán ningún tipo de represión”, anuncian.
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