El gobierno de Marruecos no tiene otra preocupación que la de afirmar su control sobre el territorio y las riquezas del Sáhara Occidental. Es la misión que no logra cumplir desde hace casi 40 años. Marruecos aceptó hacer el trabajo sucio de someter a los saharauis a cambio de una protección por parte de Francia.
La monarquía marroquí debe su supervivencia, desde 1919, a la protección de París. De ahí la firma del protectorado por el rey Moulay Hafid como signo de gratitud a Francia. Esta le salvó cuando estaba rodeado por las fuerzas de Chej Malainin procedentes del Sahara Occidental. Este tenía como capital la ciudad de Smara, donde construyó la famosa Mezquita.
Para lograr sus designios hegemónicos, el gobierno marroquí no dudó en sembrar la inestabilidad en el Sahara y el Sahel. Para ello, Rabat está luchando con uñas y dientes para echar por tierra el proceso de paz pacientemente establecido por Argelia en Malí con el apoyo de la ONU y la Unión Africana.
Marruecos lucha contra la emergencia de Argelia como potencia militar, política y económica en el norte de África, una región en la que Marruecos ha perdido terreno debido a sus ambiciones expansionistas.
“Argelia ha llevado con gran éxito su mediación para lograr la paz y la estabilidad en este país (Mali, ndlr). Las negociaciones llevarán tiempo, pero es ya un proceso que está en camino, lo que constituye un serio avance”, dijo, el jefe de la misión de la ONU en Malí (MINUSMA), Bert Koenders.
Es la razón por la que los marroquíes hacen todo lo posible para torpedear las negociaciones a través de redes que están tratando de activar. Por un lado, el MUJAO que vuelve con fuerza con atentados terroristas en Mali. El 29 de agosto, un campamento de la Misión de la ONU en Malí (Minusma) en Aguelhoc fue atacado con cohetes. El mismo día, el líder del MNLA, Bilal Ag Cherif, fue recibido por segunda vez en Marruecos. Está claro que Marruecos está tratando por todos los medios de retrasar la reconciliación entre todas las componentes sociales y étnicas de Mali.
Recientemente, un alto funcionario argelino denunció la injerencia de Marruecos en el contencioso maliense con el fin de hacer abortar los buenos oficios de Argelia que tienen como objetivo acabar con más de dos décadas de inestabilidad política y social.
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