Tal y como ya se dijo en un artículo de Algeriepatriotique, la tendencia de Marruecos a querer sabotear la misión del Representante Especial del Secretario General de la ONU para el Sáhara Occidental, Christopher Ross, se confirma. “La aceptación puramente labial de la visita de Christopher Ross será precedida y seguida de muchos enredos”, escribimos aquí.
Para comprender esta actitud del Makhzen, hay que tener en cuenta que el Enviado Personal del SG de la ONU trabaja en el marco de la legalidad internacional y sobre la base del principio del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. Sin embargo, como pudieron constatar todos los observadores que siguen la cuestión de la descolonización del Sáhara Occidental, Marruecos utiliza cualquier subterfugio para hacer caso omiso de la legalidad internacional, creyendo que esta actitud va a permitirle mantener su control sobre este territorio mientras no se haya celebrado el referéndum.
También cree sustraerse, de esta manera, de la obligación internacional que acabará imponiéndole, de una manera u otra, la retirada del Sáhara Occidental. Como lo subrayó Pierre Galand en la entrevista que acordó recientemente a Algeriepatriotique, “el referéndum está definido por las Naciones Unidas desde 1990. Debía organizarse en 1992 y es la política marroquí la que retrasó su aplicación”.
Pierre Galand señaló en esta entrevista la posibilidad de la toma, por parte del Consejo de Seguridad, “de una decisión conforme a las normas de la ONU en lo que concierne los derechos de los pueblos no autónomos a la independencia”.
Marruecos, que inventó su propuesta de autonomía para ganar tiempo, sabe perfectamente que si Christopher Ross cumple su misión y redacta su informe al Secretario General de la ONU, son los derechos fundamentales del pueblo saharaui a la autodeterminación que triunfarán. Con este fin, haciendo uso sin límites de la mala fe y la duplicidad, Marruecos quiere, cueste lo que cueste, sabotear la gira que Christopher Ross debe realizar en la región a mediados de octubre.
Esta vez, el ministro marroquí de asuntos Exteriores, Abdellatif Mezouar, evocó la condición previa de “aclarar los límites de su mandato” exigida a Christopher Ross, a la cual este último aún no habría respondido. Mezouar quiere “respuestas por escrito “.
De esta manera, el enviado especial de la ONU, para seguir su misión, está obligado a responder a un cuestionario que Marruecos le impone. Algunos observadores señalan que si Marruecos no quiere volver a ver a Christopher Ross en la región, es sobre todo a causa de sus posiciones favorables a la ampliación del mandato de la MINURSO para supervisar los derechos humanos en el Sáhara Occidental que fue evocada por el secretario general de la ONU en su último informe publicado a mediados de abril y presentado al Consejo de Seguridad. En efecto, el Majzén está convencido, y eso es lo que teme, de que la misión de Ross, si se lleva hasta el final, conseguirá hacer avanzar la solución del conflicto hacia el referéndum de autodeterminación y por lo tanto el fin de la ocupación colonial del Sáhara Occidental.
Houari Achour
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