Durante un debate en la televisión francesa, uno de los ponentes, Farid Louali, fundador de la Unión Musulmana por la dignidad, acusó a Mohamed Moussaoui, profesor universitario francés de origen marroquí y ex-presidente del Consejo francés del Culto Musulmán (CFCM), de ser un agente de los servicios secretos marroquíes.
“¿Es usted un representante, como lo sabemos todos, y hoy vamos a decirlo claramente, de los servicios marroquíes? ¿Es usted un representante del Ministerio del Interior? ¿Quién es usted? “, le lanzó Louali.
Desestabilizado, Moussaoui acusó a Louali “de hacer acusaciones difamatorias” (sic).
Esta acusación viene para recordar que el Islam en Francia, que no es monolítica, se divide en varias capillas. Entre las organizaciones marroquíes que dependen de Rabat, otras argelinas que sólo se mueven con el permiso de Argel, y otras bajo el control de otros Estados musulmanes como Turquía y Arabia Saudita.
Pero es Marruecos, a través de la DGED (Dirección General de Estudios y Documentación, el servicio secreto exterior del reino), y con la complicidad de los sucesivos ministros del Interior francés, que tiene la sartén por el mango.
Las presiones de los servicios secretos marroquíes sobre los familiares de los representantes del Islam en Francia (o en otras partes) que viven en Marruecos pueden ser tan fuertes que pocos, realmente muy pocos, les resisten.
Ali Benacher
DEMAIN ONLINE, 27/09/2014
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