AL.- “Esta embajada esta ensangrentada”. El grito se oyó con más fuerza que nunca; la concentración para pedir la libertad de los presos políticos saharauis no se pudo hacer frente a la legación diplomática de Marruecos y, por segunda vez, fue apartada del lugar donde se ha realizado hasta ahora por disposición de la Delegación del Gobierno.
El 8 de junio, a las 18.30 horas, integrantes del movimiento solidario y saharauis residentes en Madrid se reunieron para denunciar, una vez más, la situación de los 24 presos de Gdeim Izik: llevan ya seis años encarcelados y desde el 26 de diciembre de 2016 están siendo juzgados por segunda vez, cerca de Rabat, después de haber sido anulado el juicio militar por el que fueron condenados en 2013 a penas de 20 años de cárcel a cadena perpetua.
Quisieron llamar la atención de la opinión pública, de los políticos y de los medios de comunicación, ante el silencio que habitualmente mantienen sobre un conflicto que se inició a finales de 1975 cuando España abandonó el Sáhara Occidental sin proceder a su descolonización como estableció la ONUy el territorio fue invadido por el ejército marroquí, que bombardeó con napalm y fosforo blanco a la población civil que huía por el desierto, causó miles de muertos y desaparecidos e hizo centenares de prisioneros.
Los gritos de los manifestantes fueron dirigidos, especialmente, contra el régimen de Marruecos, que impide los derechos de los saharauis que viven en los territorios ocupados, a los que persigue y niega el referéndum de autodeterminación que se comprometió realizar.
Los concentrados gritaron “¿donde están los derechos humanos?” para reclamar la libertad de los presos políticos saharauis, en especial la de los 24 que integran el grupo de Gdeim Izik, que desde hace días se niegan a estar en la sala del juicio por considerar que es una farsa; sus letrados renunciaron y son defendidos por abogados de oficio.
Gritaron a viva voz, pero alejados de la embajada: lo tuvieron que hacer frente al número 173 de la calle de Serrano y no el 179, donde se encuentra la sede diplomática. Se repitió la medida del 18 de mayo, cuando fueron desplazados desde el número 175, frente al que celebraron las ultimas concentraciones, como la del 13 de marzo, a pesar de que la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara (CEAS-SÁHARA) siempre solicita como lugar de manifestación justo enfrente de la embajada.
Los manifestantes arreciaron sus voces para superarar la distancia y que se oyeran por encima del ruido de los coches que no paraban de pasar; al grito de “esta embajada esta ensangrentada” siguieron otros como “Marruecos asesina, España patrocina”, “Marruecos culpable, España responsable” y “Sáhara libertad, Polisario vencerá”.
Los medios de comunicación en esta ocasión tampoco se hicieron eco de la protesta.
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