Sahara Occidental: Cada niño/a es toda una historia

SU HISTORIA

Caminar

Poner sonrisa a cada paso

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Y respirar

Será bonito lo que quede por llegar

Mirar al frente y no bajar la vista

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Nunca más.

(Caminar -Dani Martín)

Dicen que lo invisible crea lo visible. Eso que se oculta en nuestro interior, protegido o no, eso depende de nosotros mismos. Eso que está ahí, aunque no se vea; que nos habla, nos grita, nos sacude y hasta nos hace sentir. No puedes verlo, tampoco tocarlo, pero sabes que está. Simplemente lo sabes.

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Es como un poder que te ayuda a crear las oportunidades que tú quieres, a edificar tus sueños más anhelados y a construir las situaciones que te lleven a ello. Es una capacidad de crecer por dentro y por fuera, de aprender de ti mismo y de los demás, de reinventarte continuamente. De fortalecerte, de transformar lo que no te guste, de ir a más.

Que en ocasiones, simplemente se sabe. Se siente. Algo nos lo dice, sin saber muy bien el qué. Presentimos que esta vez sí, que no es un simple “pasaba por aquí”. Que el vacaciones en paz, llega para largo, que no está de paso, ni para tonterías. Al menos de momento. Que ese niño/a quiere y pretende quedarse. Y compartir su tiempo. E invitarnos a su historia.

Y es que cada niño/a es toda una historia en sí misma. Una historia en pleno proceso creativo, en un continuo escribiendo, en un emocionante to be continued. Con sus fotos tanto improvisadas como ensayadas. Tanto las más impresionantes como aquellas que quedaron borrosas.

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Una historia que en muchas ocasiones desconoces tú, y todo tú alrededor. Pero que te dejas llevar. Sí, así como lo oyes. Por su inocencia, timidez, sencillez e incluso por sus travesuras, y sus difíciles conjugaciones verbales que en más de una ocasión te robaran una sonrisa.

Porque ya ves, cada uno tiene su historia con sus personajes de todo tipo, protagonistas, secundarios y hasta suplentes. Que para todos hay cabida. Con sus mil y un hilos argumentales que se entremezclan a menudo entre sí, dándose sentido entre ellos, quitándoselo a aquello que se queda fuera. Y por difícil que te parezca, vas a ser más protagonista tú que ellos.

Una historia con sus más pero también con sus menos. Aquello que no todo el mundo ve o lo que no todo el mundo muestra. Serás cómplice de sus lágrimas, sus meteduras de pata, sus “tierra trágame”. Sus anotaciones en una esquina para no olvidar detalles. Sus páginas dobladas, sus borrones, tachaduras y faltas de ortografía. Y de sentido. Y de emociones.

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En su día a día, verás cómo se asoma, como saluda, que se presenta en primera persona. A su manera. A veces con sus mejores galas para causar la mejor de las impresiones. Y en otras, con las legañas pegadas y el pelo alborotado. 100% natural, sin complejos, sin importarle lo que otros piensen de él/ella. Y que te dejará embobada.

Postureo cero, lo quiero llamar yo.

Su historia engancha, como las de los libros. Esos que devorar es poco. Esos que relees en más de una ocasión y hasta te aprendes algún fragmento de memoria. O aquellos que una vez empiezas, no consigues dejar ni por un segundo. De los que llevas contigo a todos lados, de los que cuidas como si fuera un valioso tesoro. Historias de las que te saltarías algún trozo por plantarte antes en el final.

Pero que al final, las mejores historias son las que están por conocer. Las que no están en los libros, ni serán jamás escritas. Las que no conocen de reglas, de principios prometedores ni de finales felices. Y es que las buenas historias, las de verdad, no tienen final.

Así como te decía al principio, lo invisible, al igual que las decisiones importantes es como ese amigo que siempre está a tu lado. Incondicional como pocos, sincero como debería siempre ser. De esa clase de personas que aún sin buscarla, aunque lejana físicamente o ausente en apariencia, aparece cuando se necesita. Dispuesto a darlo todo, y sin exigir nada a cambio.

Es una palabra de ánimo en el momento oportuno, o el gesto que encuentras cuando crees perdida la señal para continuar. Es lo que te impulsa hacia adelante y te impide desviarte del camino. Tu camino. Es la fuerza, conocida como voluntad, que te da lo que necesitas para hacer lo que quieras hacer.

Es la llamada que cambia tu vida en un segundo, tan inesperada como impactante. Es la intuición que te dice que todo irá bien, aunque nada lo haga. Es la mano en el hombro o la palmadita que sin palabras, hablan por sí solas. Es el empujón que nos obliga a caminar o el codazo que nos dice: por ahí no.

Y ahora te toca, bievenid@ a la historia del vacaciones en paz.

Benda Lehbib Lebsir.

Fuente: 1niñosaharaui

Tags : Sahara Occidental, vacaciones en paz, niños saharauis, refugiados saharauis, Tinduf,

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